Chiste Picante: SEGUNDA OPINION

CHISTES PICANTES.-  Un turista latinoamericano  se va de vacaciones a oriente. Durante su viaje, fue promiscuo sexualmente, y no tomó ninguna clase de precauciones.
     Una semana después de llegar a su país; estando en la ducha descubrió que sus genitales estaban llenos de unas manchas verdes y moradas. Horrorizado, se va a ver al médico inmediatamente.
    El galeno le ordenó unos exámenes, y después de analizarlos le dice: 
     —Le tengo malas noticias: Usted está infectado por el virus de Mongolia. Es extremadamente raro, y lo siento, pero esto no tiene cura. Vamos a tener operarlo para cortar su miembro viril, y así eliminar la infección.
      El hombre horrorizado y angustiado grita:
     —¡Nooooo! ¡Quiero una segunda opinión!
     —Bueno, es su decisión, pero le aseguro que la amputación es la única solución. —Le dice el médico.
     Al día siguiente el hombre se busca un especialista chino, este lo examina y dice:
     —Usted tenel Vilus de Mongolia.... Sel muy lala enfelmedad.
     —Sí .... lo sé; pero...¿Que solución me da usted? Mi doctor quiere hacerme una cirugía para cortármelo, y yo no quiero eso!!!
     El médico oriental sonríe, y  moviendo la cabeza dice: 
     —¡Estúpidos médicos modelnos!  Siemple quielen opelal pala sacal mas dinelo... ¡Usted no necesita sel opelado!
     Al escuchar las palabras del medico oriental el paciente agradecido y feliz exclama:
-¡Gracias a Dios!!!!!! Yo lo sabía, lo sabía... ¿entonces que hay que hacer?
No se pleocupe —Dice el médico chino, y agrega: solo salte...  salte...  salte...  salte...  salte...  
¿Ve? ¡¡¡Caelse solito, sin opelación!!!!




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CHISTES PICANTES

CHISTES PICANTES

—Mami, mami, ¿Porque a mi prima le pusieron por nombre Florencia?
—Porque a tu tía le gustaban mucho las flores...
—Y entonces, ¿Porque mi nombre es Penélope?
¡Ya!... Deja de preguntar tanto...
☺☺☺
En una discoteca un hombre ve a una chica guapísima apoyada en la barra, se dirige a ella y le dice:
—Preciosa, ¿Bailarías conmigo?
La chica lo mira despectivamente y le dice:

—¿Cuándo has visto tú un manjar fino en la boca de un cerdo?
Y el tipo muy cortesmente le responde:
—Disculpa,  yo te invité solo a bailar, nunca te insinué que me hicieras el sexo oral...!!!
☺☺☺
—Hija, en el barrio todos dicen que te estás acostando con tu novio...
—¡Mentiras mamá! Aquí una no se puede acostar con nadie, porque ya inventan que es el novio...!!!
☺☺☺
Un joven se confiesa con el cura:
—Padre, le confieso que a mi me gustan los hombres...
—¿Y tu padre que piensa de eso? —dice el cura.
—No se, a él también le gustan, al igual que a mi hermano y a mi primo... Todos son gays..
—Pero hijo, ¿en tu casa a nadie le gustan las mujeres?
—Ah, si padrecito, a mi mamá le encantan...!!! 
☺☺☺
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UN LOCO OBEDIENTE



    Entra un loquito entra a una clínica, va a donde esta la recepcionista y le dice:
    —Señorita, quiero una cita con el pisicologo.
    La secretaria lo mira despectivamente y le contesta:
    —Mire señor, no se dice pisicologo, se dice sicólogo, la "P" de psicólogo es muda, ¿Entiende? la "P" es muda... no se pronuncia...  además el p
sicólogo salió y no regresa hoy.
    El loquito se rasca la cabeza desconcertado y luego de pensar unos minutos le dice a la chica:
    —Señorita...   _or favor dígale al   _sicólogo, que lo vino a buscar   _edro    _ablo   _alacios,   _ara que me revise un   _roblema del    _ene   _orque ya no se me   _ara.


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CONFESIONES DE UNA DAMA ELEGANTE

CHISTES FINOS
     Luego de mi grado, decidí cambiar de horizonte y venirme a esta ciudad en busca de un mejor futuro. 
     Seguramente que extrañaría muchas cosas de mi ciudad, como la comida y el calor de mi familia, pero valió la pena; muy pronto me estabilicé laboralmente, me enamoré y case con un caballero maravilloso.
    Unos meses mas tarde, el día de mis cumpleaños, los colegas de la oficina, me festejaron invitándome a almorzar a una fonda típica de mi región. Fue maravilloso; allí había todo lo que me gustaba y que hacía tiempo no comía,  porque sabía que me podría causar algún malestar estomacal. Pero ya estaba allí, y no pude resistir la tentación, así que pedí una bandeja con todos los ingredientes: fríjoles, arroz con huevo frito, chicharrón de cerdo, longaniza, carne molida, maduro frito, aguacate... y todo esto acompañado con una cerveza. Pero fui más allá, repetí el plato y tomé varias cervezas más.
    Pasé toda la tarde con mis amigos, y sobre las 7 de la noche decidí ir a casa, donde mi marido debería estar esperándome con una alguna pequeña celebración. Como ya empezaba a sentir el tan temido malestar, decidí irme  caminado para liberar los GASES tranquilamente.
    Cuando llegué, efectivamente mi esposo estaba esperándome, me dio un beso y me dijo:
    —Mi amor te tengo una pequeña sorpresa para la cena de esta noche.
    Me vendó los ojos con un pañuelo y tomándome de un brazo me guió hasta llegar al comedor, me colocó en la silla y cuando quiso quitarme la venda, sonó el teléfono en la sala, él salió a contestar, pero me pidió que no quitara la venda de mis ojos hasta que el volviera.
    Todo lo que había comido, me estaba afectando y sentía el estómago lleno de gases, así que mientras mi marido contestaba la llamada, aproveche la oportunidad para liberarme un poco, cruce la pierna izquierda y dejé caer uno. No fue ruidoso pero si hediondo. Tomé la servilleta y abanique el aire enérgicamente.
    Ahora cruce la pierna derecha para dejar caer otro, pero se me escaparon tres ya más sonoros. ¡¡El olor de estos fue insoportable!!
    Manteniendo mis oídos atentos a la conversación de mi marido en la otra habitación, continué, con más confianza,  soltando unos cuantos muy sonoros, siguiendo algún ritmo,  durante otros pocos minutos.
    El placer era indescriptible. Cuando más tarde, la despedida telefónica señaló el final de mi libertad, rápidamente abaniqué el aire unas cuantas veces más con mi servilleta, la coloqué sobre mi regazo y puse mis  manos por detrás de la nuca, sintiéndome muy aliviada y complacida conmigo misma.
    Mi cara debe haber sido la imagen de la inocencia cuando mi marido volvió, pidiendo perdón por tomar tanto tiempo. Él me preguntó si yo había tratado de ver por debajo de la venda, y le aseguré que no.
    Entonces, él decidió quitarme la venda de los ojos... con horror vi 12 invitados  sentados alrededor de la mesa, entre ellos mis suegros, y todos cantaron en coro: 
¡Happy birthday...!     ¡¡ Y ...me desmayé!!!!



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