Al notar esto, la dueña de la casa llamó a uno de sus hijos y le pidió que por favor sacara a la gordita en la próxima pieza musical, porque daba tristeza verla tan sola y aburrida.
El joven muy obediente se acerco a la gordita y en tono bajo pero decidido le dijo:
— Perdóname gordita, pero mi mamá me ordenó sacarla, así que tiene que irse de aquí...
La Gordita salio más triste aún y se puso caminar por las oscuras calles sin saber que hacia. De pronto un vehículo freno cerca a ella, y el conductor le gritó:
—¡Súbase gorda...!
—De verdad me subo a su carro? —Preguntó la chica entusiasmada.
—¿Al mi carro? nooo, súbase pero al andén peatonal para que no la atropelle otro carro...
La gordita llegó finalmente a su casa y le contó todo lo ocurrido a su mamá, pero agregando algo más al final:
—Como si fuera poco —dijo— cuando llegué a este edificio el ascensorista me cogió un pecho...
—Bueno hija, —dijo la mamá— fíjate que no todo es tan malo, aún pasadita de kilos, despiertas apetitos carnales en los hombres y por eso pretenden acariciarte...
- No mamá, el ascensorista si me cogió un pecho, pero con la puerta del ascensor...!!!
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario