—Doctor, últimamente me atacan unos fuertes dolores estomacales, y seguramente hago gestos de muy mal gusto, puesto que todos los hombres que hay a mi alrededor se alejan inmediatamente.
El médico la acuesta en la camilla y le practica los exámenes de rigor, y luego de palpar el estómago pregunta:
—¿Cuando hay dolores hay gases?
—Si doctor, pero no suenan, ni huelen...—contesta la chica.
—Bien, deje salir uno... —ordena el profesional.
La dama hace caso al doctor, y éste que ha estado atento al resultado, se dirige inmediatamente al escritorio y en su recetario escribe dos órdenes; le alcanza la primera a la paciente diciendo:
—Estas son unas gotas para los oídos, porque tiene Usted una severa obstrucción auditiva, la verdad es que sus gases si suenan, y duro.
—Huy Doctor, que pena... ¿y la otra orden...? —pregunta la chica preocupada.
—La otra es una orden para cirugía...
—Ay, me van operar el estómago? —dice la dama tomándose la cara con las dos manos.
—¿Del estomago? ¡NO! —Replica el médico—. ¡¡¡DE LA NARIZ!!!.. VIEJA "#&%*@"!!!
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